La Visión espiritual

La Visión espiritual

La visión espiritual es la percepción correcta y solo podemos tener este tipo de visión desde nuestro verdadero yo.

El ego es físico, nace y muere con el cuerpo físico, se alimenta de la fisicalidad y crece en la medida que aprende a proteger tu separación. Es imposible que el ego tenga una visión espiritual.

Si comienzas a lograr visiones espirituales es que estas logrando reanudar la unión con tu yo superior, con tu Cristo.

La visión espiritual no puede ver el error, porque lo entrega al espíritu santo quien a su vez lo entrega a la expiación.

La visión espiritual mira hacia dentro e inmediatamente se da cuenta que el altar ha sido profanado y de que necesita ser reparado y protegido.

La visión espiritual es consciente de cual es su defensa apropiada, no ataca, mas bien se niega a atacar y solo se sirve de la expiación para protegerse.

No necesitamos protegernos ni atacar. Si lo hacemos solo nos estamos privando de la ayuda amorosa y perfecta del plan divino. Estamos fortaleciendo el error en vez de iluminarlo para ver que no existe y no tiene verdadero poder.

El curso nos muestra la verdad divina, sin embargo no podemos cambiar el mecanismo de visión que estamos acostumbrados a usar con nuestros propios medios, necesitamos ayuda para lograrlo.

De eso se trata la expiación, de restituir la visión perfecta deshaciendo el error a nivel mental y utilizando los efectos del nivel físico en favor de Dios.

Primero es la mente y luego el cuerpo. Primero pensamos y luego actuamos, de nuestros pensamientos errados surgen acciones erradas. Entonces para cambiar el curso de nuestras vidas tenemos que rectificar el modo de pensar, restableciendo la visión espiritual que finalmente nos dará los frutos deseados.

Si cada vez que percibimos un error en nuestro hermano lo entregamos al espíritu santo, este activara la expiación en nosotros mismos, liberándonos del poder de nuestro ego, que es nuestro único enemigo, quien nos separa de la filiación culpando y haciendo juicio de todo.

Cada vez que permitimos a nuestro ego que culpe y castigue, nos estamos castigando y culpando a nosotros mismos, porque somos los hijos de Dios y pertenecemos a el. Si juzgamos al hijo juzgamos al Padre y cada uno somos el hijo del Padre.

Hasta que no recuperemos la visión de unidad estaremos expuestos a que el ego nos separe y nos pierda. Estemos alerta para que esto no ocurra y nos mantengamos en el camino que nos lleva a casa.

Entre Dios y Sus creaciones existe una perfecta interdependencia. El depende de ellas porque las creo perfectas…

Tienen que aprender a ver el mundo como un medio para poner fin a la separación. La expiación es la garantía de que finalmente lo lograrán.

Marisol Stevens.

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