Estos poemas son el fruto de la introspección y las experiencias que se acumularon en mi alma. Comenzaron a salir un día cualquiera, muy tímidos al principio, pero poco a poco se constituyeron como una nueva voz, una voz desconocida para mi, y que sin embargo surgía de mi yo mas profundo.
Sentimientos que salían para aliviar, para vaciar un cúmulo desbordado de profundas huellas y que volvían reciclados en rítmicas palabras.
Sin duda un fruto maduro de mi ser que quiero compartir.
Mi hijo dorado, llevas en la frente música de las esferas, vibrando en tu mente. Cuando tu compones, las notas que alumbras, flotan en el viento, encienden penumbras. Tus ojos de cielo, le cantan al alma, notas que la mecen, la inundan de calma. Descargan memoria ancestral y conjuran, tiempos y pasiones, viejas amarguras. El silencio es tu llave, transmutando vida caminar, tu ritmo, nuevas melodías. Cantando de amores, risas y esperanzas se alumbra tu cielo, se enciende…
Encontré un día claro tu mirada tus ojos curiosos sobre mí desnudando mi alma en tu silencio se hizo tarde, casi noche y te perdí nuevo día trajo tu mirada y en ella un mar curioso presentí mientras las olas tempranas rompían tus ojos irrumpían mi sentir Los días aprisa pasando tú me mirabas sin decir el silencio cómplice escuchaba demoraban los secretos por venir secretos dulces, me embriagaron no quería dejarlos de oír conmovida se quedó mi alma habías…
Tristezas azules me envuelven llantos afloran sin llamar el amor se derrama en el desierto y el sol lo consume sin más amor que ahoga mis sentidos no encuentra salidas al mar las compuertas cerradas del alma mis lágrimas desbordan sin más pasión has conseguido herirme otra vez viniste sin llamar mi corazón inundaste con tu fuego mi sangre encendiste sin más