Opuestos primordiales

Opuestos primordiales

Si reflexionamos sobre el contraste, nos encontramos que en el centro se complementan los extremos y que estos surgen como los pares opuestos primordiales de la vida; luz-sombra, día-noche, tristeza-alegría, cobardía-valentía, avanzar-retroceder, sufrir-disfrutar, dulce-amargo, caliente-frío, etc, mientras más extensa la gama de los contrastes mayor el rango en que el ser humano se experimenta y se expresa.

Cada extremo existe sustentado por el otro, y ambos son posibles en el propio contraste que los une, polos opuestos se atraen, atracción no es otra cosa que magnetismo y magnetismo es análogamente lo que conocemos por amor, entonces no existe lo malo en ninguno de ellos.

El universo se manifiesta y se realiza en sus partes, todas fluyendo “amorosamente” en un flujo electromagnético que sostiene el todo desde su centro. Variedad infinita de colores y movimientos lo conforman en una belleza suprema y sublime. No hay un negro mejor que un blanco y de ambos se nutre la tonalidad que es igualmente infinita y bella.

¿Dónde está el problema entonces? Solo en la mirada humana que ha visto y suscitado dificultad en el color y la raza. Blancos, negros y amarillos fusionándose en tonalidades de exquisita variedad no son más que una sinfonía de cualidades y tonos que enriquecen la vida planetaria.

La gama de colores y juegos de luz y sombra son la herramienta primordial para el artista, y la infinita variedad cromática se encuentra impresa en la naturaleza, en ella nada es excluyente o desechable. La sombra es el fondo para la luz, de ese modo se hace visible, en la diferencia y contraste, de modo que no hay una buena obra pictórica que prescinda de la oscuridad.

Vivir pretendiendo excluir la oscuridad o atacarla es negar nuestra propia realidad, es nuestro mayor tropiezo, ocultarnos tras una máscara que nos asfixia y nos imposibilita la auto-estima y la compasión.

Formamos parte del entorno y nuestra humanidad se manifiesta en la forma dentro de un campo de energía variable, conformado por el planeta y todo lo que hay en el. Podemos jugar con la luz y oscuridad a gusto y también podemos matizar nuestra obra con todas las tonalidades posibles, pero excluir uno de los polos es imposible, solo podemos integrar.

Es innegable que la mente del Hacedor Supremo se haya implícita en cada obra suya, por tanto el ser humano es una obra suprema y contiene todo el potencial de ésta. Tiene en sí el germen creativo divino, el que puede desplegar en su propia creación.

La oscuridad y la luz han complementado el diseño floreciendo en ciclos de crecimiento y evolución de un ser humano que duerme y despierta sucesivamente, a su propia verdad, a través de milenios de historia.

Nos hemos desplazado entre los opuestos evaluando el recorrido. Se avanza imprimiendo vida a cada paso. Vida y muerte, dolor y placer son los extremos que nos sostienen y empujan. Cada momento es una hoja en blanco en donde imprimir sentimiento, vibración y nota. Páginas que se suman a un sentir social, cultural, planetario y universal co-creando partes que escriben una historia común y fruto para el todo. Un todo que integra a cada uno en el festín, donde todos prueban el bocado, unidad que recicla y desarrolla su evolución.

La evolución universal es la sinfonía de un creador primigenio, omnipresente, omnipotente y omnisciente. En ella los pares de opuestos son la pauta en donde el hombre escribe sus notas.

Ciclos y ciclos de experiencia humana, cada uno componiendo su melodía de extremo a extremo. Nos estrellamos en la trama para transmutar y reciclar energía poniendo a prueba los propios límites en un descubrimiento eterno.

Nada se pierde “el todo” lo renueva, lo recompone, lo sintoniza invariablemente, aprendizaje valioso de una carrera sin tiempo. El valor sostiene al temor impregnando al Ser con el contraste que descubre paso a paso y en donde se revela la profundidad infinita de su alma.

Aceptamos poco a poco el contraste, pero la oscuridad y su reino siguen siendo un extremo inaceptable. Si a mayor variedad de tonos mayor belleza y riqueza creativa, entonces lo oscuro y tenebroso, inmerso en penumbras densas y hostiles, sostienen la luz de una conciencia sublime.

Negativo y positivo se equilibran en un punto intermedio muy difícil de encontrar y graduar. Es la belleza de la perfección suprema, en donde la integración es punto clave del ser humano que se experimenta, crece y desarrolla en sucesivos ciclos de un itinerario conocido por su corazón.

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